pollito y mono

La “cacería” en la que se embarcó la familia Cantero tras el crimen de uno de sus líderes, Claudio Pájaro Cantero, para dar con los presuntos asesinos en procura de venganza, fue una de las principales pruebas –aunque no la única- que tuvo a su disposición el juez de instrucción Juan Andrés Dónnola para procesar la semana pasada a Luis Pollo Bassi, Facundo Macaco Muñoz y Milton Damario por ese homicidio, desencadenante de otras cuatro muertes violentas en los días posteriores. Ese raid “incompatible con la vida” que atestó la morgue de cuerpos durante el otoño pasado, y que colocó a Rosario en una vidriera sangrienta ante los ojos de todo el país, desembocó en la desestructuración –al menos por ahora- de las principales bandas radicadas en el sur de la ciudad.

A fines de mayo de 2013, los cabecillas de Los Monos no sabían que sus teléfonos estaban pinchados por orden de otro juez que los investigaba por otro asesinato, el de Martín Fantasma Paz. Y hablaban profusamente con sus contactos para ubicar a los homicidas del Pájaro, cuya muerte ocurrida en la madrugada del 26 de ese mes deseaban vengar. Para eso contaron, incluso, con el auxilio de un policía que en una conversación le recomendó a uno de los jefes del clan Cantero que no apresurara la reacción, que era conveniente “esperar” porque “hay cosas que se comen frías”.

La noche infinita

Alrededor de las 5.45 de la madrugada del domingo 26 de mayo del año pasado, Claudio Pájaro Cantero llegó con Jesús Gorosito, Lisandro Mena y Eric Perea al boliche Infinity Night de Villa Gobernador Gálvez, ubicado al 1643 de la colectora de Circunvalación.

Antes habían hecho una previa en la YPF de Moreno y Arijón, desde donde partieron a Yamper, un boliche de la zona sur cuya propiedad los vecinos atribuyen a los Cantero, y que el municipio clausuró en forma definitiva un tiempo después.

Según la reconstrucción que realizó el juzgado de Dónnola, los cuatro siguieron la noche camino a Infinity Night. Eran las 5.45 cuando bajaron de un Peugeot 308 color azul que estacionaron frente al portón de “Remolques Sabino”. Mientras orinaban antes de ingresar al boliche, una ráfaga de plomo los sorprendió.
Testigos declararon haber oído unos 15 disparos. La policía recogió en el lugar diez vainas servidas de calibre 9 mm. La autopsia determinó que una sola de las balas que alcanzó el cuerpo del Pájaro fue la mortal.

“La muerte se produjo como consecuencia de las lesiones viscerales y vasculares a nivel del tórax, originadas por uno solo de los proyectiles de arma de fuego que impactaron en el cuerpo de Claudio Ariel Cantero”, señala el escrito.

“Dicho proyectil –precisa- ingresó por la cara superior del hombro derecho y siguiendo una trayectoria hacia abajo a la izquierda y ligeramente hacia atrás, atravesó el lóbulo superior del pulmón derecho y el corazón generando una severa hemorragia toráxica”. Con lenguaje forense, el informe termina: “La cual resultó incompatible con la vida”.

La suerte que no acompañó a Cantero esa noche estuvo del lado de su amigo, Lisandro Mena: sólo resultó herido. Su vida se prolongó hasta la Nochebuena siguiente, cuando su cuerpo no pudo esquivar los cinco disparos que le descerrajaron dos sicarios en moto frente al casino City Center, donde murió.

La investigación determinó que fueron cuatro las personas que participaron del asesinato de Cantero. Se movían en una camioneta Ford Eco Sport gris, en la que escaparon una vez concluida su faena.

El asesinato del Pájaro no pasó desapercibido en la desapasionada estadística de homicidios dolosos que registraba Rosario. Era uno de los jefes de Los Monos, una banda vinculada al tráfico de drogas y otros delitos violentos que desde hacía una década y media operaba sin ser molestada en el barrio La Granada, en el extremo sur de la ciudad.

¿Quién se había animado a matarlo?

La cacería

Los primeros en buscar respuesta a ese interrogante fueron los propios integrantes de la familia Cantero, cabeza de la banda Los Monos. Varias horas de escuchas telefónicas ordenadas por el juzgado de instrucción Nº4, a cargo de Juan Carlos Felipe Vienna, registraron la avidez de información del clan de zona sur.

Vienna no investigaba el crimen del Pájaro, sino el de su ex cuñado, Martín Paz, alias el Fantasma. Había sido asesinado a tiros desde una moto en septiembre de 2012 cuando conducía junto a su mujer y su pequeña hija un auto de alta gama en 27 de Febrero y Corrientes. Se presume que era testaferro de Los Monos y que ingresaba al circuito formal el dinero producido en actividades ilícitas, pero no desempeñó su rol con total rectitud, creen los investigadores.

Si bien aún no dilucidó el homicidio de Paz, Vienna procesó en febrero pasado a 36 integrantes de Los Monos –entre ellos 12 policías- por presumir que formaban parte de una asociación ilícita con múltiples fines delictivos.

El juez Dónnola, que investiga el crimen de Claudio Cantero, encontró en esas escuchas el camino que lo conduciría a los presuntos autores del asesinato. Es que los propios Monos fatigaron sus teléfonos en busca de los homicidas los días posteriores al crimen. El magistrado consideró en el auto de procesamiento como una “cacería” la que “desata la familia Cantero” en procura de venganza.

El mismo 26 de mayo Ramón Machuca, conocido como Monchi Cantero y hermano de crianza del Pájaro y de Ariel Máximo “Guille” Cantero, los dos hermanos de sangre que conducían la organización, recibió un llamado.

—Taba mi señora afuera (del boliche Infinity) dice que se pensó que era para ella, dice que eran los soldados de aquél gil boludo—le advierte una voz.
—Listo, averiguá bien quién fue de los que gatillaron–, solicita Monchi, y ahí aparece el primer sobrenombre.
—Mi señora lo vió a Macaco.
—¿Macaco fue?.
—Lo vió a ese, pero dice que bajaron cuatro.
—¿Macaco estaba con ellos?—, repregunta Machuca.
—Sí, Macaco era uno de ellos, ella los conoce, si se pensó que era para ella y cuando empiezan a tirar ella se metió corriendo para adentro.

El celular de Monchi volvió a sonar. Del otro lado le preguntaron: “¿Es verdad lo que me dijeron?”. Tras responder afirmativamente, su interlocutor le dijo “te acompaño el sentimiento” y le preguntó “¿qué pasó?”. “En la puerta de Infinity le pegaron, supuestamente fue el Milton, pegaron como un….cuatro, cinco tiros”, dice Monchi, quien agrega un segundo nombre en la lista de presuntos autores.

A su interlocutor, que era un policía en actividad ahora detenido, lo asalta una duda: “¿El Milton César o el Damario?”, pregunta, a lo que Monchi replica que “supuestamente estaba Milton, eran cuatro piernas, eran Milton César y Macaco, dice que son los que gatillaron”.

Sin vacilación

La vacilación de quien hablaba con Machuca sobre el apellido del Milton en cuestión fue omitida por quienes tres días después del crimen del Pájaro acribillaron a balazos a Nahuel César, hermano de Milton César, a quienes apuntaban como presunto killer de Cantero.

El propio Milton César dio esos días una entrevista a la radio LT8 en la que aseguró que los Cantero habían puesto precio a su cabeza: 500 mil pesos.

El 29 de mayo varias personas que se movían en moto rociaron con tres decenas de municiones la pick up en la que César se trasladaba por Francia al 4400 con Eduardo Marcelo Alomar, quien también murió. La madre del primero resultó herida y quedó parapléjica. Falleció seis meses después en el hospital Centenario.

El mismo día, la madre de Alomar apuntó a “los Cantero” como los instigadores del crimen de su hijo. Más tarde, en sede judicial, declaró que su hijo estaba enfrentado con el Pollo Bassi y había recibido una amenaza del ex barra de Newell’s, cuya familia es titular de una remisería y de un boliche en Villa Gobernador Gálvez, y está sindicado como presunto narco de esa ciudad.

“En Gálvez Bassi hace un mes por lo menos, quería matar a Milton (César) y mi hijo era amigo de todos, por eso una vez Bassi lo llamó a mi hijo y lo amenazó. Mi hijo hace unos veinte días me dijo «el Pollo me llamó, me dijo, yo maté a Flavio, hice matar al Japo a golpes, que secuestró a un pibito para que le diera información», ese pibito nunca apareció hasta que apareció muerto. Ante eso mi hijo le preguntó si lo estaba amenazando y dice que el que estaba en el auto se llama Enzo, no sé el apellido, lo miraba mal, le dijo que si lo quería matar lo matara en ese momento, que en la chata iba su hijo y no quería que hubiera problemas con él”, narró.

Y siguió la mujer: “Cuando lo matan a Cantero mi hijo me dijo que lo había matado Macaco y Bassi. Con Bassi, además de ese Macaco, estaba Damario”.

A los oídos de Monchi Cantero llegan esos mismos nombres. Otra comunicación interceptada por la Justicia permite saber que Los Monos también apuntaban al Pollo Bassi. Machuca atiende y del otro lado le dicen: “Un tal Macaco dice que fue”.

—¿Quién te dijo?
—Ahí uno de los pibes, los moneditas, taba preguntado viste. Y a vos qué te dijeron, ¿ése es?.
—Podía ser ése y el otro de ahí, viste.
—Si eh…ellos dos y andaban con el mogólico de ahí, del barrio ahí.
—¿Con cuál?—, quiere saber Monchi.
—¿Ese Macaco no es pierna del Pollo?-
—Sí.
—Bueno, esos tres me nombraron.

Otras escuchas dan cuenta de la persecución de Los Monos a los presuntos autores del crimen, ahora procesados por la Justicia. Sus informantes les dan datos precisos de dónde anda Damario:
“Ahí recién me llamo Diego, del Fona vi, que el Milton anda en el núcleo 16-17”.

Uno de los acompañantes del Pájaro la noche del crimen declaró ante el juez que “los comentarios efectuados por los hermanos Guillermo, Machuca y (Mariano) Salomón (integrante de Los Monos), era que había sido gente del Pollo Bassi quien lo había matado, que eso lo decían en el hospital y que también en la policía me decían que podía ser Milton Damario”.

Antes que Nahuel César y Eduardo Alomar fueran acribillados a balazos, cayó otra víctima de la presunta venganza de Los Monos por el crimen del Pájaro: Diego Demarre, el Tarta.

Dueño del boliche Infinity Night, que había subalquilado unos meses antes del homicidio, Demarre estuvo la noche del crimen en el local. Al día siguiente, el lunes 27 de mayo, se presentó en Tribunales para aclarar su situación. Tenía miedo que lo mataran.

El juez no lo atendió, pero se quedó tranquilo cuando vio que en el juzgado estaba Oscar Aguirre, el Piqui, a quien le había dado el gerenciamiento del boliche siete meses antes, y quien seguramente iba a aclarar lo tantos.

Regresó con su mujer, Betiana Quintana, a su casa de bulevar Seguí y Maipú. Unos metros antes de llegar, mientras conducía su Peugeot Partner, un Bora blanco se ubicó a su lado. Fue lo último que vio antes de recibir seis balazos y morir un rato más tarde en el Hospital de Emergencias.

La jueza de instrucción Alejandra Rodenas procesó a fines del mes pasado como autor de ese homicidio a Ariel Máximo Cantero, alias Guille o Roberto, y a otros dos integrantes de Los Monos en calidad de cómplices secundarios: Leandro Gordo Vilches y Jorge Ema Chamorro.

Rodenas también produjo otro hallazgo en ese expediente: a través de una pericia balística determinó que el arma utilizada para liquidar al Tarta Demarre fue la misma pistola semiautomática empleada dos días después para terminar con Alomar y Nahuel César.

Mensajes de texto

Las escuchas de los teléfonos de Los Monos le fueron útiles al juez Dónnola para determinar a quiénes apuntaban los integrantes de la organización como los killers del Pájaro. Claro que eso no constituye prueba suficiente ni siquiera para un procesamiento –que no implica necesariamente la culpabilidad del acusado-, por lo que el juez terminó de cerrar la trama con testimoniales, fotografías, grabaciones de videos y mensajes de textos, estos últimos recibidos y enviados por los presuntos autores del crimen.

Algunos evidencian la supuesta participación de Bassi, Muñoz y Damario en el hecho. “Pero si con vos no es la bronk, es con el Pollo”, le dice una mujer a Macaco Muñoz. Luego agrega: “Por lo q me enteré es que dan los Canteros un millón para el k encuentra a Pollo, dicen k lo van a hacer sufrir, le van a cortar la kbeza y lo van colgar en el puente”.

Otra persona, identificada en el expediente, le escribe a Muñoz: “Hey Macaco, decile a Pollo si quiere que le cierre el face de él, pasame el correo y la contraseña y lo elimino”.

Un tal Enzo le aconseja que cuide su vida, independientemente de donde esté escondido: “Hey mongui, avisá al tok, cualquier cosa llevate un chaleco y la metra donde te quedes”. En otro SMS amplía el consejo: “Bueno. llevate la metra y los chalecos y quedate con los guachos tuyos de confianza y ojo que sale toda la yuta a la calle, en un ratito no andes en la calle”.

Un nuevo mensaje de texto refiere sobre un presunto tiroteo con los Cantero. “Los corrí a un Bora blanco a tiro y se fueron, fuimos a La Granada y le agarramo a tiro la casa del Guille”. La respuesta habla de un plan de conquista de territorio: “Sí, ya nos enteramos jaja cuando le gane esta van a ver k me kdo con todo La Granada, andan diciendo q me mataron m están llamando por todos lados mírenme acá estoy .. jaja más vivo q nunk”.
Muñoz muestra, en otro mensaje, que su confianza de salir indemne del asunto en el que está metido no es total: “Sí dale prima no me va a pasar nada y si me pasa algo a un par me llevo conmigo”.

Luego cuenta que “estamos todos en una casa, estoy con 12 amigos esperando a salir y tods re segunda”. En ese cruce de mensajes evidencia que la situación en la que está no es del todo querida, que la vida lo rumbeó por ese camino.

“Cando me metí en la cancha (Bassi, su jefe, integró la barrabrava de Newell’s) me hice así, la vida te hace así, uno no lo elige cuando t diste cuenta está como ahora, pero bueno ahora ya está… jaja yo me rio porque tanto los Canteros, a dónde están ahora. No pisaron Gálvez y si pisan se la va a ver complikda para salir”.
Luego le promete a su pareja que, si todo sale bien, tendrán un futuro mejor. “Olvidate amor, si le gano la guerra a estos giles me hago millonario y nos vamos a la mierda y lo único q tengo q hacer es disfrutar a mi hijo y a vos nomás, amor como te amo pendeja, esto me hace mucho más fuerte porq ahora tengo un motivo para seguir un hijo”.

Colecta probatoria

Para el juez Dónnola, “todas las escuchas, todos los mensajes de textos, todos los testimonios rendidos, los informes policiales, la actuación de ambos imputados (Muñoz y Damario) en conjunto en otros hechos, la fuga, el mantenerse escondidos de quienes querían lisa y llanamente asesinarlos en venganza de su accionar -como ellos advierten en las mismas escuchas-, y de la propia policía que eventualmente podría detenerlos como finalmente sucede, resulta ser una colecta probatoria de envergadura que nos permite holgadamente considerarlos coautores de este hecho”.

En cuanto a la motivación del crimen, cuya autoría en calidad de instigador atribuye en este estadío procesal a Bassi, el magistrado señala que “aparece enmarcado en una puja de bandas por el espacio territorial de sus «negocios»”. Y descarta el asesinato por encargo como venganza por el homicidio de Fantasma Paz.

Sostiene que se trata de “una disputa con acciones de predicamento y lucha territorial en el barrio La Granada que eventualmente pretendía ser ganado por los autores del hecho, todo ello mediante la consabida lucha frontal de bandas que dirimen el espacio mediante las armas y los asesinatos de figuras -como en este caso- de importancia para que ese espacio y ese ascendiente se consolide”.
Y concluye: “No parece alejado de la realidad que el homicidio de Cantero haya estado urdido para ganar ese espacio y mostrar fuerza y miedo en un mercado delictivo signado por el cobarde valor que otorgan las armas y la nula importancia a la vida con que se maneja”.

¿Esto es un policía?

Una de las escuchas incorporadas a la causa por el crimen de Claudio Pájaro Cantero registra una llamada realizada el mismo domingo 26 de mayo del año pasado en que fue asesinado el cabecilla de Los Monos. Se trata de una comunicación entre Ramón Machuca, alias Monchi Cantero, integrante de la banda, y el sargento de la policía Juan Maciel, conocido como Chavo.

El agente llama Monchi para darle sus condolencias por la muerte de su hermano de crianza, el Pájaro, y le aconseja que espere para vengarse.

“Que hacé loco, ¿es verdad lo que me dijeron?”, pregunta Maciel, quien consigue un seco “sí” de Machuca. “Uh boludo, te acompaño el sentimiento, ¿qué pasó?, pregunta el uniformado.

Monchi le da algunos detalles, el Chavo responde: “Uhh es una mierda todo esto”. El integrante de Los Monos menciona el nombre de un tal Milton, posible partícipe del crimen. Maciel quiere saber si se trata de “el Milton César o el Damario” y su interlocutor responde: “Supuestamente estaba Milton, eran cuatro piernas, eran Milton César y Macaco, dice que son los que gatillaron, bajaron dos gatillando”.

“Que mal ahí boludo, que mal ahí, que guacho gil de mierda”, se compunge el integrante de la fuerza de seguridad.

Machuca le cuenta algunos detalles del crimen que ya conoce, le dice que unos minutos antes estuvo en el mismo lugar el otro hermano Cantero, conocido como Guille o Roberto, aunque se llama Ariel Máximo.
El sargento ofrece entonces su colaboración. “Lo que vos necesites contá conmigo loco, lo que sea que vos necesites avisame se te da la mano”, dice.

Monchi necesitar saber dónde se esconden los asesinos de su hermano de crianza: “Si te llegá a enterar que dicen está en algún lado avísame”.

Para combatir el mal están las fuerzas de seguridad, aunque no siempre dentro de la ley. “Sí loco, sí, olvídate. Ese guacho bastardo, olvidate, lo que vos necesites si hay que…algo lo que tenga que hacer, tranquilo loco, espera que pase el luto ahora, y después bien, vos sabes loco, esos pibes son boleta”.

Si bien Maciel considera innecesario llevar a los estrados judiciales a los presuntos asesinos de Claudio Cantero, a quienes prefiere hacer “boleta”, no por eso peca de apresurado: “Hay que esperar, hay cosas que se comen fría”, le aconseja a Monchi.

Sin culpas, en Paz

Una de las hipótesis que barajó la investigación del crimen de Claudio Pájaro Cantero fue que se trató de una venganza por otro homicidio, el de Martín Fantasma Paz, ex cuñado del integrante de Los Monos.

Un informe policial agregado a la causa sostiene que “el homicidio tiene como motivación principal la venganza por parte del llamado Luis Paz, progenitor de Martín Paz, asesinado el día 8 de septiembre de 2012 atribuyéndosele este homicidio a integrantes del clan Cantero”.

Agrega que “a raíz de esto Luis Paz habría pergeñado en los últimos meses los asesinatos” de algunos de los líderes de Los Monos. “En el ambiente delictual se dice que Paz le habría dado a Bassi la suma de 250.000 U$$ y este le habría pagado a Macaco Muñoz, Milton Damario, Milton César, Popito Zalazar, «Jerry» y «Tetón» para que realice el atentado”.

Esa hipótesis la acercó al juzgado la cúpula de la División Judiciales de la Policía de Rosario, luego descabezada por hacerle una cámara oculta a periodistas.

El informe reseña que el Fantasma Paz “tenía un manejo de una gran suma de dinero sucio y por encargo de los cabecillas del clan Cantero debía invertir en inmuebles y vehículos de alta gama sin que figurara el apellido Cantero en documentos y boletos de compra”, pero en vez de hacer eso utilizó el dinero para intentar un negocio de comercialización de drogas “a gran escala” que “le sale mal”. Y ese ambiente, agrega, “la traición y/o la faltante de dinero se paga con la vida”.

Sin embargo, el juez desestimó ese móvil en el asesinato de Claudio Cantero y sostuvo que se trató de una disputa territorial y de negocios con la banda del Pollo Bassi.

“De las pruebas de la causa no emerge como hipótesis investigativa para sostener en este estadio, que haya habido un acto decisorio para asesinar a alguien de predicamento de la familia Cantero en venganza de la muerte de Paz, teniendo en cuenta asimismo que las llamadas ejecuciones mafiosas o «ajustes» en este medio social, parecen llevarse a cabo casi inmediatamente”.

A diferencia del policía que aconsejó a un jefe de Los Monos, el juez Dónnola no cree que la venganza sea un plato que se come frío.

Artículo publicado en la edición 150 del semanario El Eslabón.

Comentarios
Más notas relacionadas
Más por Elsa Olidde
  • Febo asoma

    Yo no sé, no. Pedro se acuerda cuando venía la fiesta del 25 en la escuela, la fiesta patr…
  • Manotazos de un ahogado

    Luego de que más de 150 mil personas salieran a exigir “elecciones directas ya”, el gobier…
  • CFK en el centro del ring

    Propios y extraños sitúan a la ex presidenta en el lugar excluyente de los comicios legisl…
Más en Columnistas
Comentarios cerrados

Sugerencia

El Gobierno defendió la presencia de Aldo Rico en el desfile en Tucumán

“Lo de los Carapintadas es cosa vieja, no creo que haya puesto en jaque a la democracia”, …