Cientos de miles de venezolanas y venezolanos se manifestaron el miércoles pasado por las calles de Caracas por la paz en Venezuela, convencidos de que el llamado del gobierno de Nicolás Maduro a una Asamblea Nacional Constituyente puede ser el camino para terminar con la escalada de violencia que desde el 1º de abril costó la vida a 53 de personas, además de causar cientos de heridos y dejar un saldo de miles de negocios saqueados, y edificios públicos y colectivos quemados.

La llamada “Marcha de la Paz” fue una muestra más de que, más allá de la cínica campaña de desinformación que llevan adelante los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos de Venezuela, la región y el mundo, existe una base popular que apoya la Revolución Bolivariana y que participa activamente en la toma de decisiones y en la gestión del gobierno. Nada más lejos de la idea “dictadura” que las campañas de manipulación de la derecha intentan imponer.

Por el contrario, la denominada “oposición”, que cuenta con el blindaje de esos grandes medios, y que la tilda de “democrática”, sigue apostando por el golpe de Estado, la violencia, el caos y la muerte. El sábado 20 de mayo pasado se produjo un hecho que es la más patética y horrenda contracara de la multitudinaria Marcha de la Paz de Caracas: un pequeño grupo de encapuchados que se manifestaba contra el gobierno de Maduro en Altamira, un barrio de clase alta de Caracas, golpeó salvajemente a un joven, y posteriormente lo prendió fuego. El video circuló por las redes sociales. Según el informe médico, el joven atacado también presentaba varias puñaladas, una de ella en la cabeza.

Las imágenes muestran el momento en que una turba enardecida de unas 40 personas, la mayoría con el rostro cubierto, golpea salvajemente a un hombre que permanece en el suelo de una vía pública. Le dan patadas y lo hieren con objetos contundentes como piedras y cascos. En un momento del hienal ataque el tumulto deja espacio para que la víctima, presuntamente bañada con gasolina, quede sola en el pavimento y es entonces cuando otro individuo con el rostro cubierto con una capucha verde enciende un mechero y le prende fuego. Según información del Ministerio, la víctima sufrió quemaduras de primero y segundo grado en el 80 por ciento de su cuerpo.

Estos actos de violencia indiscriminada contra civiles son ya moneda corriente en Venezuela. En cualquier otro lugar del mundo se llamarían terrorismo. Pero no en el país caribeño, donde el cinismo extremo de la prensa al servicio de las corporaciones los considera parte de la resistencia “democrática” contra la “dictadura” de Maduro.

Cada vez son más los grupos armados, pertrechados con cascos y escudos, que se exhiben por las calles de Venezuela. Salen a cazar chavistas, con total impunidad. Se sacan fotos y las suben a las redes sociales. Se comparan con grupos revolucionarios de otras partes del mundo, sin reparar en la impertinencia de tales comparaciones.

Ante esta situación, el gobierno y buena parte de la población ven el llamado a la Asamblea Constituyente como una salida hacia el diálogo y la paz. Pero no será fácil. La oposición ya dijo que desconocerá la convocatoria y continuará en las calles apostando a la muerte y al caos.

Maduro: “La única vía hacia la paz”

El presidente venezolano firmó las bases de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente. La iniciativa contempla que se elijan 540 asambleístas: 364 en una votación por municipios y 176 representantes de los trabajadores, los indígenas, los estudiantes y los campesinos. La autoridad electoral anunció que los comicios serán a fines de julio.

“La única vía hacia la paz», señaló el mandatario en su discurso tras la gran manifestación, que reunió a trabajadores, comuneros, estudiantes y demás sectores del Poder Popular.

“Basta de fascismo”, señaló Maduro frente a los ciudadanos que acudieron al Palacio Presidencial de Miraflores.

“El dilema está claro: o queremos paz o queremos violencia, o queremos guarimba, o queremos educación, trabajo y vida o una guerra civil”, añadió el mandatario.  “Constituyente o guarimbas, votos o balas”, insistió Maduro.

Desde la sede de gobierno, el pueblo siguió su marcha hasta la plaza Diego Ibarra. Allí el presidente entregó al Consejo Nacional Electoral (CNE) la propuesta para las bases comiciales de la Asamblea Nacional Constituyente.

El CNE aprobó la propuesta apenas un par de horas después. “Trabajaremos en una propuesta de cronograma que culmine en una elección para la Asamblea Nacional Constituyente para finales de julio”, dijo la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, al tiempo que anunció que el 10 de diciembre se harán las postergadas elecciones regionales de alcaldes y gobernadores.

Según explicó Maduro, los constituyentes serán elegidos por “voto universal, directo y secreto” y en “ámbitos territoriales y sectoriales”.

“Vamos a elecciones ya, Constituyente democrática, basta de odio, basta de fascismo, de bandas armadas, que saquean, que roban”, sostuvo Maduro.

El presidente propuso que la Asamblea Constituyente se instale 72 horas después de la proclamación de sus delegados y sesione en el Parlamento venezolano, único poder controlado por la oposición.

Ya los legisladores opositores anticiparon su rechazo a la convocatoria. La Asamblea Nacional aprobó una declaración que dice “desconocer las bases comiciales para la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente fraudulenta”.

“Ellos van a decidir qué sector vota, por quién vota, y cuándo elije. Lo que propone Maduro es que él va a determinar quién es quién, quién es trabajador, obrero, empresario”, se quejó Julio Borges, presidente del Legislativo. Y convocaron a nuevas manifestaciones.

Julio Borges resaltó que “ante el anuncio de Tibisay Lucena, todos a la calle”, y llamó a los opositores a marchar desde distintos puntos de Caracas a la sede del CNE.

El gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, luego de atacar a la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, catalogándola de “descarada”, llamó a la “desobediencia civil”.

Asimismo, el dirigente opositor Juan Requesens indicó que el llamado a elecciones es un “fraude”, amenazando además a la presidenta del CNE. “Tibisay, la justicia se ocupará de ti”, afirmó.

Por su parte, la dirigente opositora María Corina Machado indicó que “ni Constituyente, ni regionales, nuestro objetivo es la transición”.

La iniciativa para reformar la Constitución generó algunas críticas incluso dentro del oficialismo. Por ejemplo, fue rechazada por la fiscal general Luisa Ortega Díaz, que cuestionó el método propuesto para elegir a los constituyentes.

Fuente: El Eslabón

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