Esta nueva edición eslaboniana del 20 de mayo de 2017 tiene algo especial, aunque el vértigo de las últimas semanas y la vorágine del cierre no nos den el tiempo necesario aún para –como se dice– “caer en la cuenta”. Es que este es el número 300 de este pasquín. Por mucho menos que esto hemos hecho fiestas bien polenta.
Pero esta efeméride digna de mención no se nos puede escapar del todo. Y acá estamos, entonces, para otra vez desplegar agradecimientos y deseos.
Gracias damos a la gracia de tener nuestras lectoras y lectores, nuestras familias y amigos, nuestros auspiciantes y proveedores, nuestros compañeros y aliados.
Vale también agradecer a nuestros detractores, que afortunadamente nos confirman que vamos por el buen camino. Mucho más nos preocuparía que alguna de esa gente nos quiera.
En cuanto a lo que nosotros queremos, lo primero a decir es que nos enorgullece que siga siendo lo mismo que queríamos, que soñábamos, en aquel punto de arranque para llegar a este 300. Queremos aportar pluralidad mediática a una ciudad, una región, un país y un mundo donde la concentración oprime derechos básicos como son el acceso a la información y la libertad de expresión. Queremos sumar al mapa de medios una expresión a favor de los derechos de los trabajadores, de la justicia social, de la dignidad laboral.
Y organizados en la cooperativa de trabajo La Masa, la peleamos todos los días para generar este periodismo. Un periodismo que, sépalo lectora, sépalo lector, nos permite disfrutar de las felicidades colectivas.
Como a la mayoría de los trabajadores, nos cuesta –a veces demasiado– llegar a fin de mes. Pero es en esa lucha colectiva, de la que nos sentimos parte, donde encontramos la razón de ser periodistas.
Y como parte del pueblo mismo, no bajaremos nunca los brazos, a pesar de los fuertes vientos que soplan en contra. Como muestra de esta voluntad de fierro, acá están los 300 eslabones que ya forman parte de una red resistente ante cualquier correntada, una gruesa malla que ha sido hilvanada con cada uno de ustedes, amigos lectores.
Y más temprano que tarde recogerá sus nuevos frutos.
¡Salud!