Monumento de Artigas en Rosario.
Monumento de Artigas en Rosario.

Propuestas trabajadas en conjunto, de costa a costa del Uruguay, retoman ejes artiguistas para reformular la educación y la formación política y ética.

“La convocatoria es sobre la historia, pero también sobre la educación, sobre el pasado, pero también sobre el presente, y por qué no sobre las perspectivas que se elaboren desde el presente con base en el pasado”, indica el historiador uruguayo Alberto Umpiérrez, al anunciar características del congreso binacional que se realizará el 25 y 26 de agosto en Paraná. “El eje temático central previsto para este Congreso y Pre-Congreso, se define como «Historia local – historia regional: configuraciones del espacio geopolítico y social en el Cono Sur», siglos XVIII, XIX y XX», explica el investigador artiguista y asesor de temas internacionales del ex presidente Pepe Mujica.

El encuentro no se queda en recordar historia pasadas, por eso, desde el Montevideo el también asesor del Comité Hidrovía del Río Uruguay señala que “la propia definición permanente del evento es «Identidades: perspectivas del pasado en clave regional»». Y reafirma que esa clave local y regional “habilita la convergencia con los temas geopolíticos y sociales, entre los cuales están las cuestiones relativas a la producción y la logística de los bienes y del tránsito de personas. Todo ello desde distintas miradas disciplinares, multidisciplinares e interdisciplinares”.

“Para la forma en que estamos articulando el proceso de integración en la cuenca del río Uruguay –agrega Umpiérrez–,  Artigas no sólo es un antecedente sino también una guía en cuanto a la forma de hacer las cosas”.

Otro bicentenario

Entre las fechas que se atropellan en bicentenarios, algunas son tan ninguneadas como fundamentales, razón quizás de su manipulado olvido.

Leonardo Rodríguez Maglio, autor de La filosofía popular y regeneradora del magnánimo José Artigas, remarca la necesidad de estudiar “la gesta artiguista, desde el punto de vista de la educación”. Es que el 22 de junio “pero en 1816, Artigas le escribía una carta a Dámaso A. Larrañaga (secretario de Don José), luego de recibir su «Oración inaugural» de la Biblioteca pública, y al hacerlo, expresaba un pensamiento que resumía su programa para la formación de personas”, recuerda Maglio.

El investigador Rodríguez Maglio resalta que en aquella carta le decía: He recibido con gusto la oración inaugural, y celebraría que todos los paisanos fuesen desplegando sus talentos con la eficacia de Usted. Así cada cual empeñado lograríamos unos resultados ventajosos en muy corto tiempo. Estamos para formar los hombres, y las primeras impresiones deberían ser las más saludables, inspirando a los jóvenes aquella magnanimidad propia de almas civilizadas, y formar en ellos aquel entusiasmo que hará ciertamente la gloria y la felicidad del País” (página 238, Tomo 22, Archivo Artigas).

La magnanimidad

También el licenciado en Filosofía de Piriápolis indica: “La magnanimidad, es algo de lo que se habla muy poco ya. La magnanimidad o grandeza de alma (tanto en lo anímico, como en lo moral), era un valor muy estimado en la Grecia clásica y también en la época de José Artigas. Era una virtud que solían encarnar los líderes o conductores de pueblos, especialmente aquellos que obraban con excepcional heroicidad y generosidad, influenciando con su buen ejemplo a los demás.”

Y explica que “el vicio contrario es la pusilanimidad, que afecta por defecto a quienes por ese vicio se vuelven temerosos, conservadores, egoístas y mezquinos”. “Al respecto digo en mi libro que el hombre pusilánime es un deprimido crónico, que siempre piensa en pequeño y en sí mismo; incapaz de dar ni de darse, encuentra que todo objetivo que salga de lo trillado y exija generosidad no vale la pena”, añade Maglio.

El investigador, además sostiene que ese pusilánime “a veces se esconde tras la excusa de ser un hombre «práctico», que desprecia los sueños de los llamados «idealistas»; pero en realidad es un pesimista permanente, y por decisión propia un eterno conformista. Sus lemas preferidos en Uruguay son «es lo que hay valor» y «no queda otra». Con eso trata de justificar su subordinación al estado de cosas actual, y desacreditar cualquier intento de cambio. La falta de ideales es la más desagradable y degradante de las carencias que acompañan este vicio”.

“En cambio, ser magnánimo –resalta el investigador– , significa pensar en hacer algo que trascienda nuestra corta vida humana, y deje beneficios y un recuerdo gratificante de nosotros en los demás. Ese pensar, se siente por los magnánimos como un gran llamado a ser grande en virtudes, y hacer grandes cosas en beneficio de todos”.    

Ética y compromiso

El pensamiento de Rodríguez Maglio parece retomar banderas de ética y compromiso ya  olvidados por las ofertas del consumo capitalista. De alguna forma nos recuerda cuando el Morocho Alejandro Dolina advierte: “A lo mejor no existen maestros en estos días. Tal vez no abundan aquellos espíritus rectores a quienes el futuro visita por anticipado. Y ante la ausencia de grandes mentores, la opinión general es conducida no por filósofos, sino por locutores”.

Y sostiene el de Piriápolis: “La magnanimidad siempre implica una completa entrega personal a un gran proyecto generoso, a un atrayente ideal que se lleva como bandera y se asume como sentido de vida”.

“De esa virtud y de ese sentido comunitario de vida daba ejemplo José Artigas permanentemente, y así quería inspirar, educar y formar a las personas de su tiempo, especialmente a los jóvenes. Recordar hoy este bicentenario, entonces, es recordar aquel programa pedagógico y aquella fuente de inspiración, que siguen estando vigentes y siguen siendo necesarios en nuestro tiempo”.

La imparable integración

Y en ese diálogo entre el pasado y el presente, entre la banda oriental, Entre Ríos y todos esos territorios de los Pueblos Libres, Sara Liponezky (presidenta del Instituto Federal José Artigas, de la entrerriana Paraná) articula esa fecha, cuando doscientos años después, en la semana pasada se firmó en Paysandú “un trascendente convenio de Cooperación entre la Administración nacional de la Educación Pública y el Consejo General de Educación de Entre Ríos”.

El Consejo General de Educación de la Provincia de Entre Ríos (CGE) y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) del Uruguay, firmaron el acuerdo binacional, además de participar en el encuentro otras autoridades de ambas entidades.

También se contempló en la oportunidad la realización conjunta del “Congreso Académico Regional” y del “Encuentro de estudiantes de formación docente de la Liga de los Pueblos Libres” previstos para septiembre en Paysandú y Concepción del Uruguay, y declarados de interés regional por el Comité Hidrovía del Río Uruguay.

Hoy, en momentos de un retroceso de los proyectos regionales populares, juntadas como las de Paraná sirven para el rescate y recreación del proyecto de liberación y equidad con ética y compromiso. En la formación de los pibes no se puede olvidar esas “Escuelas de la Patria”, donde el fervor revolucionario era esgrimido como bandera. Por eso, Rodríguez Maglio resalta: Artigas es un pensador y un educador popular».

Fuente: El Eslabón.

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